El adulto protector de la niña, niño o adolescente.

S

erá de gran importancia que el equipo multidisciplinario detecte en el entorno de la niña, niño o adolescente a un adulto significativo que pueda constituirse como “adulto protector”. Esto no significa que deberá dar respuesta a todas las necesidades de la niña, niño o adolescente; Sin embargo, su papel principal será la de brindar apoyo emocional y estabilidad a la niña, niño o adolescente a través del proceso de protección y restitución de sus derechos, con el apoyo y acompañamiento del equipo multidisciplinario de la PPNNA.

El adulto protector es aquella persona que tiene la capacidad de reaccionar frente a una niña, niño o adolescente víctima de la siguiente manera:

  • Ofreciendo apoyo y protección incondicional.
  • Actuando como alguien que le escucha y le cree.
  • Siendo empático con lo que vivió, informándose acerca de dinámicas de explotación para entender mejor a la niña, niño o adolescente.
  • No juzgando, reprochando, regañando no diciéndole que “lo que debe hacer”.
  • No culpabilizándole  por el delito que vivió.
  • Tratándole con respeto.
  • Entendiendo que aunque no pida ayuda, es su derecho recibir protección por ser víctima de un delito.
  • Actuando como garante de sus derechos, buscando alternativas para la protección. No sólo “diciendo que protege” sino que hace lo necesario para proteger.
  • No negando ni evitando la responsabilidad en la protección de la niña, niño o adolescente.
  • Contando con la capacidad física, emocional y psiquiátrica para brindar protección. Si padece alguna afectación de este tipo, pero el tratamiento que recibe le permite cuidar a la niña, niño o adolescente, debe estar dispuesto a hacerlo.
  • No estigmatizando ni etiquetando a la niña, niño o adolescente.

En muchos casos, la captación de víctimas de los ciberdelitos sexuales provienen de contextos familiares en los que la pobreza estructural, la violencia y otros factores hacen que las niñas, niños y adolescentes se encuentren en una situación de alta vulnerabilidad. Sin embargo, a pesar de que se podría pensar que los adultos de su círculo inmediato no han actuado como protectores, es posible trabajar con algunos de ellos y apoyarlos en el desarrollo de habilidades de crianza y protección suficientes.

En otros casos, pueden encontrarse personas adultas protectoras en el contexto inmediato más amplio: vecinos, conocidos de la familia, madrinas o padrinos, personas que hayan sido significativas para el niño, niña o adolescente antes de ser captado.

También podrían ser personas que conoce luego de la denuncia, que pueden fungir como adultos de confianza.

En general, una persona adulta cuidadora muestra habilidades para la crianza como las que siguen:

  • Puede ofrecer un contexto ordenado, con rutinas, afectuoso.
  • No sobreprotege al niño, niña o adolescente. Puede poner límites de manera adecuada.
  • Puede demostrar aprecio, cariño y respeto por la niña, niño o adolescente.
  • Puede estar disponible y escuchar a la niña, niño o adolescente.

Quien realiza el acompañamiento procesal puede colocarse como aliado de la persona adulta protectora y desde allí reforzar las acciones y habilidades que perciba son necesarias, y canalizar los casos cuando requieren acompañamientos terapéuticos (individuales o de adulto con niña, niño o adolescente).